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Westerplatte - Polonia
A los 8 comencé a
comprar la colección semanal de La Segunda Guerra Mundial de Codex. Y allí
comencé a adorar la valentía del pueblo polaco y su loco espíritu nacionalista
que los hacía atacar con la caballería a los blindados alemanes. Esta guerra
comienza en la frontera alemana-polaca. Pero en realidad comenzó aquí, en
Westerplatte, una peninsula polaca. En la foto se observan los restos de bunkers
en ese lugar que habían construído para la defensa de la pequeña posición.
Hagamos historia.
Tras la renuncia por Alemania del pacto de no agresión con Polonia y ante la creciente amenaza de anexión de la ciudad por el Reich, se aumentó en 202 el número de soldados en Westerplatte, dotándoseles de algunas pocas armas pesadas. El jefe del puesto polaco, comandante Henryk Sucharski, recibió instrucciones de "mantenerse durante 36 horas" en caso de invasión. La tensión aumentaba por minutos. El 25 de agosto entró en el puerto de Gdansk el acorazado alemán "Schleswig Holstein" que, según un comunicado oficial, llevaba a bordo solamente cadetes en faena de entrenamiento marino. Falso. Una unidad de asalto muy bien armada, integrada por más de 200 soldados, había subido al navío en pleno mar Báltico. Para el 26 estaba previsto el ataque contra el puesto, pero fue suspendido a última hora por el propio Führer, al producirse la firma de un tratado de ayuda militar entre Polonia, Gran Bretaña y Francia. Hitler tardó cuatro días en tomar la decisión definitiva. La noche del 31 de agosto era clara y con luna llena. El acorazado alemán había anclado frente a Westerplatte. En su cuaderno de bitácora, el capitán anotó a las 4:43 de la madrugada del primero de septiembre: "El navío va al ataque". Cuatro minutos más tarde, los 14 cañones del barco rompieron el silencio del amanecer. ¡Había comenzado la Segunda Guerra Mundial! Simultáneamente, tropas de asalto hitlerianas volaron la puerta principal de la estación ferroviaria y parte del muro que rodeaba al puesto polaco. Desde las primeras escaramuzas, los invasores recibieron una firme respuesta de los defensores del lugar. Unos apuntes hallados por casualidad hace 15 años, hechos por un soldado alemán participante en ese primer ataque decían: "Por desgracia, hemos menospreciado Westerplatte. Ya durante el primer ataque, la mitad de la compañía de asalto quedó inutilizada. Los muertos, que hubo muchos, quedaron allí donde cayeron, a los heridos se los pudo salvar." Ese mismo día, en Gdansk los fascistas trataron de tomar por asalto el edificio del correo de la ciudad. Sus defensores, funcionarios postales polacos, no se rindieron hasta la noche, cuando los atacantes utilizaron lanzallamas para incendiar el centro. El dos de septiembre, ante la tenaz resistencia de la guarnición acantonada en el puesto de tránsito, 47 aviones de la Luftwaffe alemana descargaron bombas y metrallas sobre el cuartel. Mil soldados alemanes llegaron como refuerzo, con una batería de cañones. A pesar de las continuas embestidas, siempre fueron rechazados. En la madrugada del día siete los hitlerianos iniciaron su decimotercer ataque contra el cuartel de Westerplatte. Esta vez la acción concertó aviación, cañoneo desde el acorazado y por la artillería terrestre y el incendio de los bosques circundantes. Sin apoyo exterior, acosados por mar, tierra y aire, el jefe del puesto izó bandera blanca a las 10 de la mañana. El saldo de bajas era elocuente. De los dos mil soldados alemanes participantes de la agresión, la mitad resultó muerta o herida. El destacamento polaco de 202 hombres sufrió 14 muertos y 11 heridos. Tras la liberación de Polonia y el fin de la guerra, se construyó el puesto de vigilancia número uno de Westerplatte y en 1966 se inauguró el monumento a sus héroes. EN 1971 se trajeron los restos de su jefe, que pidió que sean enterrados allí. Que pueblo heroico, Dios....¡¡¡ |
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