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Casino
- Abadía de Montecasino - Italia
En la cumbre de un
monte adyacente a la ciudad de Casino, en Italia, se erige la célebre abadía
benedictina, al sur de Roma. Y en ella reposan los restos de Benito de Nursia,
San Benito, Patrón de Europa. En la segunda guerra mundial, tras el desembarco
aliado en la península itálica, los alemanes habían extendido una barrera
defensiva denominada "línea Gustav". El monasterio, en un risco elevado en medio
de la planicie, hubiera sido un lugar excepcional para apoyar la citada linea
defensiva. Por ello, en contra de lo que marcaba cualquier norma táctica y estratégica de carácter militar, Kesserling no incluyó Montecasino en su línea de defensa. Allí, además del tesoro arquitectónico que representaba el edificio de la Abadía y de los inconmensurables valores artísticos y bibliográficos que albergaba, hallaron refugio multitud de prófugos, heridos, enfermos, viejos y mujeres, que fueron acogidos por la comunidad de monjes. Los aliados, principalmente los dirigentes del ejército estadounidense, como está demostrado documentalmente, tenían conocimiento de que en la montaña y en el monasteriono no había tropas alemanas. Esto queda confirmado porque el vandálico bombardeo se anunció previamente de forma pública, indicando el día y la hora de la operación, lo que demuestra que no había interés militar estratégico. Este anuncio permitió que los alemanes, a pesar de que la Wehrmacht sufría una dramática crisis de elementos de transporte y combustible, encontraran los camiones necesarios para poner a salvo de la destrucción aliada, en el Vaticano, parte de los tesoros artísticos y culturales de la abadía, incluyendo el excepcional archivo, que, por ejemplo, contenía el primer escrito en lengua italiana. Tal como habían anunciado, el 15 de febreo de 1944, grandes cantidades de "fortalezas volantes" americanas, combinadas con cañones de grueso calibre, bombardeaban el histórico monasterio. "Estuvieron bombardeando y disparando durante tres días hasta que tuvieron la seguridad de que de la abadía sólo quedaban ruinas insalvables (luego se descubrió que se había destruido todo menos la cripta, en la que se hallaron intactas las reliquias de Benito y Escolástica). Se había concebido la acción como un "espectáculo", de modo que un equipo de cineastas oficales filmó el acontecimiento" Tras el destructor bombardeo aéreo y artillero aliado, la Werhmacht ocupó el monte, aprovechándo los escombros como magnífico punto defensivo. Desde el aspecto militar el vandalismo estadounidense fue muy útil para las tropas alemanas, que usando las ruinas como refugio seguro de sus posiciones puedieron resisitir los asaltos de las fuerzas aliadas durante muchos meses. Las decenas de miles de caídos aliados, muchos de ellos polacos, son resultado de la idea norteamericana de destruir el monasterio. La destrucción de la abadía fue un desvarío desde la perspectiva militar y un crimen desde el plano cultural pero "probablemente una exigencia irreprimible y oscura, una necesidad liberadora para aquel cóctel de protestantismo radical e iluminismo masónico que, desde el principio, distingue a la clase dirigente americana. Incluyendo, por tanto, a los altos mandos militares". Sin embargo este odio desatado da muestra de la importancia histórica y cultural del lugar, para dar lugar a tal furia destructiva.
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