Amalfi - Italia
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Costa Amalfitana
6 de enero de 2002
Amalfi
no está muy lejos de Nápoles, es posible su visita en una jornada, el principal
inconveniente para llegar es la complicada conducción, el accidentado dibujo
costero es recorrido fielmente por una sinuosa carretera, sus innumerables y
cerradas curvas serán la peor de tus pesadillas en mucho tiempo, a eso hay que
añadir el concepto de la circulación tan caótico por el que se caracterizan en
esta zona de Italia.
Afortunadamente hay numerosas zonas donde parar y admirar los espectaculares
paisajes que de la costa ofrece este tortuoso recorrido. El abrupto relieve y la
densa vegetación mediterránea apenas dejan zonas para los asentamientos humanos
y pequeños campos de cultivo (viñedos, olivos y cítricos), así las pequeñas
poblaciones aparecen a la vista solo en la cercanía, como colgadas en las
laderas de las montañas que se derraman sobre el mar, el mar, de un azul
intenso, se muestra en su modo más idílico, hay pocas zonas donde esta costa
escarpada deja algún trozo de playa para el disfrute y generalmente está ocupado
por un lujoso hotel o por la casa de algún afortunado.
Este bello territorio es conocido como la Costa Amalfitana, transcurre al sur de
Nápoles, entre Sorrento y Salerno, reconocida ya como lugar de descanso por la
aristocracia de la Roma imperial ha sido durante los últimos cien años un lugar
especialmente codiciado por el turismo de lujo y fuente de inspiración de
numerosos artistas.
Amalfi, la población que da nombre a la costa y que se abre al tirreno en una
pequeña bahía. Fundada en el siglo IX, alcanza su mayor esplendor como capital
de república durante el siglo XI, por aquel entonces la ciudad era una
importante potencia marítima en el Mare Nostrum. Hoy en día su población se
dedica, como las poblaciones próximas, casi por completo al turismo.
Tras un breve
recorrido llegas hasta una concurrida plazoleta, la Piazza del Duomo, centro
histórico de la ciudad donde se alza majestuosa la catedral, conocida como il
Duomo de Sant´Andrea, este es un magnífico edificio construido en el siglo IX
siguiendo el gusto orientalista bizantino, la rica ornamentación de la fachada
intercalando el mármol claro y el oscuro ofrece una imagen inolvidable, la
catedral se asienta en una zona mas elevada y para acceder hay una larga
escalinata.
Entorno a la plaza de la catedral hay numerosas cafeterías, heladerías y
restaurantes, aunque los precios son altos no dejes de probar por supuesto los
platos de pasta, en especial los combinados con los frutos del mar, prueba el
riquísimo helado de limón y si tienes la ocasión compra una botellita de
Limoncello, un licor digestivo elaborado con los reconocidos limones cultivados
en esta zona de la Campania italiana. Tras comer en un pequeño restaurante
próximo a la plaza callejeamos durante un buen rato por la ciudad deteniéndonos
en sus numerosas tiendas de recuerdos y disfrutando de su vitalidad.
Poco más recuerdo de esta visita, la costa Amalfitana es una zona de Italia
relativamente poco conocida en relación con otras pero si algún día pasas por
allí no dejes de visitarla, te gustará.
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