Frases de René Descartes
Abrigamos muchos prejuicios si no dudamos, alguna
vez, de todo en lo que hallemos la menor sospecha de incertidumbre".
Apenas hay algo dicho por uno cuyo opuesto no sea
afirmado.
Con frecuencia una falsa alegría vale más que una
tristeza cuya causa es verdadera.
Divide las dificultades que examinas en tantas
partes como sea posible para su mejor solución.
Dudo, luego pienso. Pienso, luego existo.
El que emplea demasiado tiempo en viajar acaba
por tornarse extranjero en su propio país.
En cuanto a la lógica, sus silogismos más bien
sirven para explicar a otros las cosas ya sabidas, que para
aprender.
Es prudente no fiarse por entero de quienes nos
han engañado una vez.
La filosofía es la que nos distingue de los
salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas
cuanto mejor filosofan sus hombres.
La matemática es la ciencia del orden y la
medida, de bellas cadenas de razonamientos, todos sencillos y
fáciles.
La multitud de leyes frecuentemente presta
excusas a los vicios.
La primera máxima de todo ciudadano ha de ser la
de obedecer las leyes de su país".
La razón o el juicio es la única cosa que nos
hace hombres y nos distingue de los animales.
Las almas más grandes son capaces de los mayores
vicios, como de las mayores virtudes.
Leer un libro enseña más que hablar con su autor,
porque el autor, en el libro, sólo ha puesto sus mejores
pensamientos.
Lo poco que he aprendido carece de valor,
comparado con lo que ignoro y no desespero en aprender.
Los malos libros provocan malas costumbres y las
malas costumbres provocan buenos libros.
Me presento disfrazado. (Frase cartesiana en
relacción con Newton)
¡Mi único deseo es conocer el mundo y las
comedias que en él se representan!.
Muchas veces sucede que no hay tanta perfección
en las obras compuestas de varios trozos y hechas por las manos de
muchos maestros, como en aquellas en que uno solo ha trabajado.
No basta tener buen ingenio; lo principal es
aplicarlo bien.
No hay alma, por poco noble que sea, que
permanezca tan aferrada a los objetos de los sentidos que, a veces,
no se aparte de ellos para desear un bien mayor.
No hay nada repartido de modo más equitativo en
el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener
suficiente.
No quiero ni siquiera saber si antes de mí hubo
otro hombre. (Usada como cabecera en una de las primeras
publicaciones dadaístas).
Para investigar la verdad es preciso dudar, en
cuanto sea posible, de todas las cosas, una vez en la vida.
Sería absurdo que nosotros, que somos finitos,
tratásemos de determinar las cosas infinitas.
Si no está en nuestro poder el discernir las
mejores opiniones, debemos seguir las más probables.
Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los
ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.
|