Carta
de Camille Claudel a su hermano Paul
Montdevergues, 3 de marzo de 1930.
Querido Paul,
Hoy,
3 de marzo, es el aniversario de mi secuestro en Ville-Evrard: hace
17 años que Rodin y los marchantes de obras de arte me enviaron a
hacer penitencia a los asilos psiquiátricos. Después de apoderarse
de la obra de toda mi vida sirviéndose de B. para ejecutar su
siniestro proyecto me hicieron cumplir años de prisión que bien se
merecerían ellos. B. no era más que un agente del que se sirvieron
para tenerte al margen y utilizarte para dar este audaz golpe que
salió tal y como habían planeado gracias a tu credulidad y a la de
mamá y de Louise. No olvides que la mujer de B. es una antigua
modelo de Rodin: ahora ves la maquinación de que fui objeto. ¡Qué
bonito! ¡todos aquellos millonarios lanzándose contra una artista
indefensa! ya que los señores que colaboraron en tan buena acción
son todos más de 40 veces millonarios.
¡Parece
que mi pobre taller, algunos pobres muebles, algunos útiles
construidos por mí misma, mi pobre menaje todavía excitaban su
codicia! Como la imaginación, el sentimiento, lo nuevo, lo
imprevisto que surge de un espíritu desarrollado es algo que les
está vedado, cerrados de mollera, cerebros obtusos, eternamente
ciegos a la luz, les hace falta alguien que les provea. Ellos lo
decían: "nos servismos de una alucinada para encontrar los temas".
Tendría que haber al menos algunos estómagos
agradecidos que supieran compensar a la pobre mujer a la que
despojaron de su genio: ¡no! ¡una casa de locos! ¡ni siquiera el
derecho a tener mi propia casa!...
(...)
Parece que el principal beneficiario de mi taller es el señor
Hébrard, editor de obras de arte, calle Royale. Allí se precipitaron
todos mis bocetos (más de 300). Parece que ya unos años antes de mi
marcha de París, los bocetos que hacía en Villeneuve tomaban el
camino de su casa (por qué milagro? Dios sabe) Los encontré en su
casa copiados en bronce y firmados por otros artistas: ¡realmente es
demasiado fuerte! ...¡Y condenarme a prisión perpetua para que no
reclame!
Todo
esto sale en el fondo del cerebro diabólico de Rodin. Sólo tenía una
idea, que cuando él muriera yo podría alzar el vuelo como artista y
llegar a ser más que él: era preciso que consiguiera tenerme entre
sus garras después de su muerte igual que en vida. Era preciso que
yo fuera desgraciada muerto él igual que vivo. ¡Lo ha conseguido
punto por punto, porque lo que es desgraciada lo soy!
¡Puede que no te importe mucho pero lo soy!
(...)
Estoy muy aburrida de esta esclavitud. Me gustaría
mucho estar en mi casa y cerrar bien la puerta.
No sé si podré realizar este sueño, estar en mi casa.
(...)
No tengo noticias de tus hijos.
Muchos
saludos para ti y tu familia.
C.
Después de su relación con Rodin, humillada, Camille se encerró en
su propio estudio y se aisló del mundo. Los vecinos de su taller la
oían aullar todo el día. Su única relación fueron las decenas de
gatos que vagabundeaban por el estudio. Una tarde, tres enfermeros
echaron la puerta abajo y le colocaron una camisa de fuerza por
orden de su familia. Fue ingresada en un sanatorio mental durante 30
años. Destruyó casi toda su obra y nunca más volvió a esculpir nada.
Y allí murió, abandonada y olvidada. Al final de su vida recuperó la
cordura, pero nadie la reclamó. A pesar de su recuperación y sus
ruegos a su hermano Paul, nunca salió de allí.
Fuente: Esta no es mi vida
Extraido de: 'Correspondencia de Camille Claudel'. Editorial
Síntesis.
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Discurso de Federico García Lorca en su pueblo Fuente de Vaqueros
MEDIO
PAN Y UN LIBRO
Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de
cualquier índole, si la fiesta es de su agrado, recuerda
inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se
encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’,
piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve
melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de
mi casa, pues sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que
por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien
de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por
eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son
infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta
biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia
de Granada.
No
sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera
desvalido en la calle no pediría un pan, sino medio pan y un libro.
Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de
reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones
culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que
todos los hombres coman, pero también que todos los hombres sepan.
Que gocen todos los frutos del espíritu humano, porque lo contrario
es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos
en esclavos de una terrible organización social.
Yo
tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede,
que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre
fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre
que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible
agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y
¿dónde están esos libros?
¡Libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor', y
que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia
para sus campos. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky,
padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero
en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por
desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su
lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros
para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía sed
y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir,
escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la
agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o
frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura
toda la vida.
Ya ha
dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de
Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura
porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que
hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.
El
poeta granadino preparó este discurso con motivo de la inauguración
de la biblioteca pública de su pueblo, Fuente Vaqueros, en
Septiembre 1931.
Fuente: LdeLectura
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Carta
de Francisco Bolognesi a su esposa
Arica, 22 de Mayo de 1880
Adorada María Josefa:
Esta
será seguramente una de las últimas noticias que te lleguen de mí,
porque cada día que pasa vemos que se acerca el peligro y que la
amenaza de rendición o aniquilamiento por el enemigo superior a las
fuerzas peruanas son latentes y determinantes. Los días y las horas
pasan y los oímos como golpes de campana trágica que se esparcen
sobre este peñasco de la ciudadela militar, engrandecida por un
puñado de patriotas que tiene su plazo contado y su decisión de
pelear sin desmayos en el combate para no defraudar al Perú.
¿Qué
será de ti amada esposa, tú que me acompañaste con amor y santidad?
¿Qué
será de nuestra hija, de su marido, que no me podrán ver y sentir en
el hogar común?
Dios
va a decidir este drama en que los políticos que fugaron y los que
asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad, unos y otros han
dictado con su incapaz conducta, la sentencia que nos aplicará el
enemigo.
Nunca
reclames nada para que no crean que mi deber tuvo precio.
Besos
para ti y Margarita, abrazos a Melvin.
Francisco Bolognesi Cervantes
Francisco Bolognesi Cervantes (Lima, 1816 - Arica, 1880) fue un
militar peruano que participó defendiendo a su país en la Guerra con
Chile. Es considerado Héroe Nacional del Perú, fue declarado Patrono
del Ejército del Perú por el gobierno en 1951 y le nombraron Gran
Mariscal del Perú. Además de militar, fue comerciante y gobernador
del Callao. Falleció en la batalla de Arica, el 7 de junio de 1880.
Antes
de dicho enfrentamiento, ante un emisario chileno que pidió la
rendición de la guarnición, Bolognesi dijo: "Tengo deberes sagrados
que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho"
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Carta
de la madre de Fernando Lores Tenazoa al alcalde de bajo Amazonas
Iquitos, 26 de junio de 1933
Señor
Alcalde del Consejo Provincial de bajo Amazonas ciudad.
Acudo
a Ud. recibo de los oficios nº 288 y 289 en donde me comunica que ha
sido cambiado el nombre de la Avenida Pastaza; anteriormente Avenida
Leguía con el nombre de mi hijo Sargento Fernando Lores, muerto en
cumplimiento de su deber en el combate del güeppi el día 26 de marzo
del presente año. Agradezco de corazón por la justicia de ese digno
consejo de su presidencia; y a la vez quiero comunicarle Sr.
Alcalde, que si continúa el conflicto, ofrezco a la patria, el
contingente de mi hijo Julio Lores que actualmente se encuentra en
Ica; y estoy segura que también sabrá cumplir con su deber de
soldado. Dios guíe a Ud.
María
Tenazoa Vásquez
Fernando Lores (1906-1933) fue el representante de la heroicidad del
soldado loretano. Fue un joven deportista, nacido en Iquitos, en una
cuna humilde. Viajó a Lima, e ingresó como voluntario al ejército en
1928. Fue ascendido a sargento en 1930. En 1931 volvió a Iquitos. En
1933 le envían a la guarnición de Gueppí, en el Putumayo, donde
demostró todo su coraje y valor luchando contra las naves
colombianas. Herido mortalmente, siguió luchando, hasta que
debilitado y sin cartuchos, cayó sobre un charco de sangre lanzando
un "Viva al Perú". Murió a los 27 años. Como homenaje a su acción y
perennizando su memoria, la Escuela Técnica del Ejército lleva su
nombre.
Fuente: Atlas Departamental del Perú. Primera edición, 2003.
Ediciones Peisa S.A.C. Lima, Perú.
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Cartas de Francisco de Goya
A
FRANCISCO SABATINI, arquitecto italiano.
Razón
de los quadros que yo Don Francisco Goya he executado para Su
Magestad que Dios guarde, de orden del Señor Don Francisco Sabatini,
Brigadier de los Reales exércitos de Su Magestad y su primer
Arquitecto, deviendo serbir de exemplares para los Tapices que an de
adornar la pieza donde comen los Sereníssimos Señores Príncipes en
el Real Palacio de San Lorenzo, cuyos assumptos y medidas son los
siguientes, según consta por el adjunto recibo que presento del
Director de la Real Fabrica de Tapices, con sus respectivos precios.
Un
quadro que representa un Jabali acosado de quatro perros, tres
agarrados a el y uno por tierra vencitlo, y quatro Cazadores que con
las bayonetas ban a acabarlo, y su pais correspondiente. De diez
pies, y medio de alto, y seis, y medio de ancho. El valor de este
quadro es 5.000 reales vellón.
Dos
quadros que son sobre ventanas, en el uno están pintados dos perros
de caza atados; en el suelo dos escopetas, volsas, frasco, y morral,
y su pais correspondiente. En el otro ay pintada una Red colgada de
un Arbol, y un perro que sale por debaxo de ella en el suelo una
Jaula con un mochuelo dentro, y a el lado otra Jauia con un gilguero,
y tres paxaros que vienen bolando acia el mochuelo, el valor de
estos dos quadros es 2.500 reales vellón.
Una
Rinconera que Representa un cazador cargando su escopeta, y un perro
descansando a primer termino, un poco mas atras dos Cazadores
ablando, su precio es 1.500 reales vellón.
Otra
Rinconera que representa un Cazador que se ba, y lleba dos perros
atados, y otro mas apartado a caballo, y su pais correspondiente, su
precio es 1.500 reales vellón.
Madrid y Mayo à 24 de 1775.
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Razón
de unos quadros que yo Francisco Goya, de mi invención, he ejecutado
para Su Magestad que Dios guarde, de orden del Señor Don Francisco
Savatini, Cavallero del orden de Santiago, Brigadier de los Reales
Exércitos de Su Magestad y su primer Arquitecto deviendo servir de
ejemplares para los tapizes que an de adornar la pieza donde comen
los Serenissimos Señores Príncipes en el Real Palacio del
Pardo.Representa el primero, huna venta que an llegado caleseros y
arrieros de barias probincias de España, y después de descansar se
pusieron a jugar a los naipes y sobre el juego armaron una camorra,
y un Murciano, lleba a dos a mal andar, otro por despartir le tira
de la chupa y le a roto por la aldilla. Otro por el mismo fin les
amenaza con una rama de leña en las manos. Este primer grupo tiene
cinco figuras. Ay dos luchando en el suelo, cuasi en el mismo
término y otro que no tiene tanto espiritu que está con una piedra
en la mano en ademán de querer huir. A la puerta de la venta ay
barios: el ventero recoje el dinero y otro que ba a bajar de un
caballo con una pistola. Toda la conposición de este cuadro tiene
trece figuras y algunas que asoman a lo lejos. Su ancho es dieciseis
pies y doze dedos. Alto nuebe pies y trece dedos. Su valor diez mil
reales de vellón.
El
segundo representa un paseo de Andalucia que lo forma una arbolada
de Pinos, por donde ba un Jitano y huna Jitana paseando y un chusco
que esta sentado con su capa y sonbrero redondo, su calzón de grana
con chareteras y galones de oro, media y zapato corespondiente,
parece aberle echado alguna flor a la Jitana, a lo que el
aconpañante se para para armar camorra y la Jitana le insta a que
ande; ay dos amigos del de el sonbrero redondo acechando aber en qué
para. Estas cinco figuras están en primer termino y otras tres que
estan más lejos. Su Alto nuebe pies y trece dedos, su ancho seis
pies y trece dedos. Su valor cinco mil reales de vellon.
El
tercero representa huno que está bebiendo con una bota a la catalana
y un muchacho a su lado (sentados anbos) comiendo un rábano y media
libreta; detrás ay tres figuras como que ban por un camino. Su
ancho, cinco pies y siete dedos, alto tres pies y onze dedos. Su
balor mil y quinientos reales de bellon.
El
quarto representa una muchacha sentada en un ribazo, con un perrito
en el alda, a su lado un muchacho en pie aciéndole sonbra con un
quitasol. Su ancho cinco pies y siete dedos, alto tres pies y trece
dedos, su valor mil y quinientos reales de vellón.
Madrid 12 de Agosto de 1777.
Francisco Goya
Suman
los cuatro: 18.000 reales de vellón
..........................................................................................................................................
A
MARTÍN ZAPATER, comerciante aragonés y amigo de la infancia.
1781.10.20. Madrid
Martin mío: Con tus cartas me prebalico, pues si no tubiera el
enpeño del cuadro, me arrebataria a irme contigo. Porque es tanto lo
que me gustas y tan de mi genio que no es posible el encontrar otro;
y cree que mi vida seria el que pudiesemos estar juntos y
chocolatear y gastarme mis beintitres reales que tengo con sana paz,
y en tu conpañía me pareceria la mayor dicha del mundo. Pero qué
poltroncitos que nos bolberíamos. Y en realidad no ay otra cosa que
apetecer en este mundo. Con que si me escribes por ese estilo me
revientas y me aces pasar unos ratos que me estoy ablando solo y
contigo oras y me allo burlado de ber que es mentira y que tal bez
mi suerte no me lo permitirá (y que creo que 23 reales es poquito
para ese dichoso fin). Bete a la mierda que las ferias a mas de ser
friolera lo que me an costado, se las regalo yo a la niña de Manuel
y las llebó antes de ayer el chico de Delgado y no le he dado nada
del porte porque nos sacaría a los dos con esa friolera que no pesa
4 libras.
Mucho
me alegro que mateis caza. Yo aqui no puedo salir porque cuestan las
cazerías y como sabes que los 30.000 los puse en destilación no
est~y para fiestas. Esto no es decir que me falte gracias a Dios,
pero no podré este año pagarle a Goycoechea el gasto que ayan echo
mis padres asta ber las resultas y la paga de este gran quadro, que
si lo an de pagar como se puede suponer an de dar treinta mil. Con
que Dios me saque con bien.
Da
memorias a doña Joaquina con don Antonio, a tus padres y hermanos y
a todos los amigos y a Pallás que no tengo umor de bolberlo loco que
Torra dice que se caga en él. Camilo parece que quiere benir a las
oposiciones de Toledo y es ya tienpo. Manda a tu Paco que te adora.
Siento mucho que Ramirez esté con tercianas; dale memorias.
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Queridito Martin. Estoy flaco y no trabajo mucho. Aun no he acabado
el retrato a caballo de la Señora del Infante, pero le falta poco.
Para San Francisco se ban a descubrir los quadros de su Iglesia;
abrá mucha bulla porque ya enpieza desde aora; allá se berá cómo
salimos. Le he dicho a Ferrer lo que me dices, y dice que no estubo
en él el no aberte llebado el dibujo de las flores.
As
sido un collón de mierda, que yo te esperaba con toda el alma alegre
y aora estariamos juntos biendo muchas cosas que no as bisto ni
berás tan pronto; y no te quiero decir más porque no te mueras de
pesadumbre.
A
Goycoechea le respondí de los dibujos. No se qué determinación abrá
tomado; mucho me alegro que lo ayan echo el director de ese ramo.
Porque no me da la regana, no te quiero escribir más si te aré la
Virgen en benir de Arenas.
Tuyo
del alma.
Francisco de Goya
2 de
Julio de 1784.
Ferrer y yo no ablamos de otra cosa que de ti (y no lo mereces).
Querido Martín.
....................................................................................................
Querido Martin mío: Ciertamente que acia ya mucho tiempo que nada
sabíamos huno de otro.
Yo he
estado sirbiendo al serenisimo Señor Infante don Luis. Seria muy
largo el decirte las satisfacciones que le he merecido. He muerto
alli muchísima perdiz pues me dio permiso para ello. Ha sentido
muchisimo que me hiciesen benir a Madrid con el motibo de mandar el
Rey se concluya la Iglesia de San Francisco, pues parece que ba y
quíere allí celebrar la función de los ábitos. Yo estoy dando los
últimos retoques a mi quadro que ya oyrás ablar como de todos los
demás, pues es función muy esperada entre los profesores y
deleitantes de las artes. Los otros pintores acen lo mesmo, menos mi
cuñado que a respondido que a últimos de este bendrá de Toledo y que
su quadro no tiene que tocar.
De
intereses me ba muy bien. El Infante me dio treinta mil reales en
gratificación de dos quadros que le he pintado; quatro quadros que
pinté por orden del Consejo de ordenes; ay te enbio una copia de la
carta que me an onrrado con el bien entendido, que el uno representa
una Concepción, otro San Bernardo, San Benito en otro, y San
Raimundo, los quatro figuras del natural. Esto te he de merecer que
lo enrredes de modo que no me empiecen a sacrificar los míos a
cartas pidiendo, pues te diré la determinación que tengo en mi mente
en otra carta. Mi muger está de 8 meses enbarazada y a echo su biaje
con felicidad. Tambien mereció que los señores la hiciesen subir a
Palacio y acompañarla enseñándole lo bistoso de él.
Siento la yndisposición de tu amada madre. La mía quiere bolberse a
Zaragoza y estamos esperando una buena ocasión, con que será
menester que por tu mano reciban lo que yo les de.
Siento que tu no te ayas dibertido en la ocasión de tanta perdiz. A
Dios, y manda, que solo por ti y Goycoechea aria un biaje de buena
gana.
Francisco de Goya
Madrid 13 de Octubre de 1784.
Querido Martin Zapater.
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Querido Martin de mi alma: Nada te puedo decir de la bata, porque
está mi muger el tienpo que ha que parió en cama y ace tres o quatro
dias está algo peor: con que si ha de ser al gusto de ella, el dia
que pueda salir de casa serás servido. Yo estoy bueno a Dios
gracias.
Camilo ha estado estas fiestas en casa y lo está tanbien. Si quieres
acerme el fabor de acer saber a mi madre que estamos buenos Camilo y
yo, y que se anime asta que podamos hir a berla.
De
mis cosas na [sic] ay nada por arriba ni creo que habrá, aunque yo
no he podido desear mas de lo que ha pasado en este certamen de San
Francisco. Ya oyrás decir cosas ordenadas del que todo lo puede que
ay causarán más admiración que no aquí; no te las quiero ni apuntar
asta berlo si se berifica aunque aqui ya es publico en palacio.
Amigo: lo que querian acer conmigo les sucede y de otro modo; que
porque lo sabrás precisamente, si sucede, no quiero que salga de mi.
Otra
te escriviré con más sosiego y a Dios. Manda a tu más afectisimo
amigo.
Francisco de Goya
Amigo: se me pasó el dia de correo y la escribí con equibocacíon.
Madrid 14 de enero de 1785.
Querido Martín.
......................................................................................................................
Querido Martín: Como hiba diciendo en mis anteriores boy a ber si me
dejan satisfacer mi gusto en escrivirte largo, ya que estoy cojo de
una caida que tubimos con el birlocho que ya estaba medio ajustado
en 90 doblones que es cierto que es alaja (no ay sino tres en Madrid
como el): es la ynglesa y echo allá, tan ligero que no se encontrara
más que él con un errage excelente dorado y charolado; baya, aun
aqui se para la gente a berlo. Salimos a probarlo con un caballo que
tanbién conpraba muy bueno ya de diez años pero con todas las
circunstancias de bueno para el fin; hibamos su dueño y yo tan
grandemente bellismo mobimiento y en nada parece que cabia mejora.
Fuera ya de Madrid enpezamos a correr grandemente; llebaba yo los
cordones y me dijo: “quiere Vuestra Merced que le aga yo rebolber a
la napolitana?” (que él lo era). Le di los cordones deseoso de ber
alguna cosa nueba y aprenderla; y corriendo a galope como hiba en lo
ancho del camino que aunque era ancho no hera para himaginar lo que
el executó, con que la buelta fue que fuimos a parar birlocho,
caballo y nosotros, dando bolteretas; y muchas gracias a Dios de lo
poco que fue, que el peor librado fui yo, y no es mas que estar
desde el dia de San Tiago que sucedió asta oy, que espero a mi
cirujano de Camara a ber si me da licencia de andar algo, que por el
tubillo la pierna drecha es la ofendida, pero no ay rotura ni
dislocación.
Me
abia yo establecido un modo de vida enbidiable; yo no acia antesala
ninguna, el que queria algo mio me buscaba; yo me acia desear mas y
sí no era personage muy elebado, o con empeño de algun amigo no
trabajaba nada para nadie; y por lo mismo que yo me acia tan preciso
no me dejaban (ni aun me dejan) que no se cómo he de cumplir,
estando asi tan inpensado como puedas tu estar de lo mas remoto.
Sabia yo que abia pretendientes por el ramo de tapices, y no me
interesaba mas que alegrarme de que algunos profesores de los de más
merito tubiesen su acomodo. Hun dia me henbió a llamar Bayeu (que no
corriamos mucho) lo que me causó mucha estrañeza; me enpezó a decir
que el servicio de el Rey siempre era apetecible y que él abia
enpezado con doce mil reales y que estos los cobraba por mano de
Mengs y solo por ayudante suyo, y que aora tenia yo mejor proporción
para entrar a servir al Rey con Ramón y que ya estabamos consultados
por que a él y a Maella les abia bajado una orden del Rey que se
buscasen los mejores pintores que ubiere en España y que propusiesen
uno cada uno; y que él abia propuesto a su Hermano y que abia echo
de modo que Maella me propusiera a mi para pintar los exemplares
para la fábrica de tapices y cualquier otra clase de obra para el
Real servicio, con quince mil reales anuales. Yo le di las gracias y
me quedé sin saber lo que me sucedia: de alli a dos días ya tubimos
el abiso de que el Rey ya lo abía decretado en los mismos términos
que se a dicho; de modo que cuando yo lo supe ya estaba decretado y
abisado a tesoreria general. Fuimos a besar la mano al Rey, Principe,
Ynfantes etc. y cátame aqui, sin saber cómo, echo todo el fregado.
Con
lo que yo tenia conpongo poco más de 28.000 reales, que no quiero
más gracias a Dios, lo que te ofrezco con las beras que sabes: no
tienes que decir que no estoy ablador.
Darás
memorias a Don Juan Martin y esta adjunta az que la reciva mi
Hermana. Tuyo y siempre tuyo.
Francisco de Goya
Madrid 1 de Agosto de 1786.
No he
visto aun a Pallás para darle la carta.
Querido Martín.
Francisco de Goya y Lucientes (Zaragoza, 1746 – Francia, 1828) fue
un pintor y grabador español, considerado uno de los grandes
maestros de la pintura de su país. Marcado por la obra de Velázquez,
influyó en gran parte de la pintura contemporánea. En 1771 se fue a
Italia, donde pasó aproximadamente un año. En 1789 fue nombrado
pintor de cámara por Carlos IV y en 1799 ascendió a primer pintor de
cámara, decisión que le convirtió en el pintor oficial de Palacio.
En 1824 decidió exiliarse a Francia. Allí, en Burdeos trabajó la
técnica de la litografía. Aunque hizo una breve visita a Madrid en
1826, murió dos años más tarde en el exilio, en Burdeos.
Fuente: Universidad de Zaragoza.
Cartas pertenecientes a "Francisco de Goya, Diplomatario", de Ángel
Canellas López. Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1981.
Carta de Miguel Grau a Carmela Carvajal
Carta
enviada por Sergio Labarthe (Lima, Perú). Gracias por tu
colaboración.
Monitor Huáscar
Al
ancla, Pisagua, Junio 2 de 1879
Dignísima señora:
Un
sagrado deber me autoriza a dirigirme a Ud. y siento profundamente
que esta carta, por las luchas que va a rememorar, contribuya a
aumentar el dolor que hoy justamente debe dominarla. En el combate
naval del 21 próximo pasado que tuvo lugar en las aguas de Iquique,
entre las naves peruanas y chilenas, su digno y valeroso esposo, el
capitán de fragata don Arturo Prat, comandante de la “Esmeralda”,
fue como usted no lo ignorara ya, victima de su temerario arrojo en
defensa y gloria de la bandera de su patria. Deplorando sinceramente
tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con
el penoso y triste deber de enviarle las para usted inestimables
prendas que se encontraron en su poder, y que son las que figuran en
la lista adjunta. Ellas le servirán indudablemente de algún consuelo
en medio de su desgracia y por eso me he anticipado a remitírselas.
Reiterándole mis sentimientos de condolencia, logro, señora, la
oportunidad para ofrecerle mis servicios, consideraciones y respetos
con que me suscribo de usted, señora, muy afectísimo seguro
servidor.
Miguel Grau
...........................................................................................................
Carmela Carvajal le responde con esta carta:
Señor
don Miguel Grau
Distinguido señor:
Recibí su fina y estimada carta fechada a bordo del “Huáscar” en 2
de junio del corriente año. En ella, con la hidalguía del caballero
antiguo, se digna usted acompañarme en mi dolor, deplorando
sinceramente la muerte de mi esposo, y tiene la generosidad de
enviarme las queridas prendas que se encontraban sobre la persona de
mi Arturo, prendas para mí de un valor inestimable por ser, o
consagradas por su afecto, como los retratos, o consagradas por su
martirio como la espada que lleva su adorado nombre.
Al
proferir la palabra martirio no crea usted señor, que sea mi intento
inculpar al jefe del “Huáscar” la muerte de mi esposo. Por el
contrario, tengo la conciencia de que el distinguido jefe que,
arrostrando el furor de innobles pasiones sobreexcitadas por la
guerra, tiene hoy el valor, cuando aún palpitan los recuerdos de
Iquique, de asociarse a mi duelo y de poner muy alto el nombre y la
conducta de mi esposo en esa jornada, y que tiene aún el más raro
valor de desprenderse de un valioso trofeo poniendo en mis manos una
espada que ha cobrado un precio extraordinario por el hecho mismo de
no haber sido jamás rendida; un jefe semejante, un corazón tan
noble, se habría, estoy cierta, interpuesto, de haberla podido,
entre el matador y su víctima, y habría ahorrado un sacrificio tan
estéril para su patria como desastroso para mi corazón.
A
este propósito, no puedo menos de expresar a usted que es altamente
consolador, en medio de las calamidades que origina la guerra,
presenciar el grandioso despliegue de sentimientos magnánimos y
luchas inmortales que hacen revivir en esta América las escenas y
los hombres de la epopeya antigua.
Profundamente reconocida por la caballerosidad de su procedimiento
hacia mi persona y por las nobles palabras con que se digna honrar
la memoria de mi esposo, me ofrezco muy respetuosamente de usted
atenta y afma. S.S.
Carmela Carvajal de Prat
Miguel Grau Seminario (Perú, 1834 - Bolivia, 1879) fue un marino,
almirante de la Marina de Guerra del Perú y destacado patriota
peruano. Entre los años 1879 y 1883 se produce la Guerra del
Pacífico, y Grau se enfrenta en el combate de entre Perú y Chile,
siendo el vencedor en el Combate Naval de Iquique. En un gesto de
caballerosidad, le envía una carta a Carmela Carvajal, viuda del
capitán Arturo Prat, comandante de la Esmeralda, muerto en la
cubierta del Huáscar. Una carta en la que elogiaba la actuación de
su esposo y le enviaba algunas de sus prendas personales, entre
ellas su espada.
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Cartas de Santa Clara de Asís a Santa Inés de Praga
CARTA
I
A la
venerable y santísima virgen, doña Inés, hija del excelentísimo e
ilustrísimo rey de Bohemia, Clara, indigna servidora de Jesucristo y
sierva inútil de las damas encerradas del monasterio de San Damián,
súbdita y sierva suya en todo, se le encomienda de manera absoluta
con especial reverencia y le desea que obtenga la gloria de la
felicidad eterna.
Al
llegar a mis oídos la honestísima fama de vuestro santo
comportamiento religioso y de vuestra vida, que se ha divulgado
egregiamente, no sólo hasta mí, sino por casi toda la tierra, me
alegro muchísimo en el Señor y salto de gozo; a causa de eso, no
sólo yo personalmente puedo saltar de gozo, sino todos los que
sirven y desean servir a Jesucristo. Y el motivo de esto es que,
cuando vos hubierais podido disfrutar más que nadie de las pompas y
honores y dignidades del siglo, desposándoos legítimamente con el
ínclito Emperador con gloria excelente, como convenía a vuestra
excelencia y a la suya, desdeñando todas esas cosas, vos habéis
elegido más bien, con entereza de ánimo y con todo el afecto de
vuestro corazón, la santísima pobreza y la penuria corporal, tomando
un esposo de más noble linaje, el Señor Jesucristo, que guardará
vuestra virginidad siempre inmaculada e ilesa.
Cuando lo amáis, sois casta; cuando lo tocáis, os volvéis más pura;
cuando lo aceptáis, sois virgen. Su poder es más fuerte, su
generosidad más excelsa, su aspecto más hermoso, su amor más suave y
toda su gracia más elegante. Ya estáis vos estrechamente abrazada a
Aquel que ha ornado vuestro pecho con piedras preciosas y ha colgado
de vuestras orejas margaritas inestimables, y os ha envuelto toda de
perlas brillantes y resplandecientes, y ha puesto sobre vuestra
cabeza una corona de oro marcada con el signo de la santidad.
Por
tanto, hermana carísima, o más bien, señora sumamente venerable,
porque sois esposa y madre y hermana de mi Señor Jesucristo, tan
esplendorosamente distinguida por el estandarte de la virginidad
inviolable y de la santísima pobreza, confortaos en el santo
servicio comenzado con el deseo ardiente del pobre Crucificado, el
cual soportó la pasión de la cruz por todos nosotros, librándonos
del poder del príncipe de las tinieblas, poder al que estábamos
encadenados por la transgresión del primer hombre, y
reconciliándonos con Dios Padre.
¡Oh
bienaventurada pobreza, que da riquezas eternas a quienes la aman y
abrazan! ¡Oh santa pobreza, que a los que la poseen y desean les es
prometido por Dios el reino de los cielos, y les son ofrecidas, sin
duda alguna, hasta la eterna gloria y la vida bienaventurada! ¡Oh
piadosa pobreza, a la que el Señor Jesucristo se dignó abrazar con
preferencia sobre todas las cosas, Él, que regía y rige cielo y
tierra, que, además, lo dijo y las cosas fueron hechas! Pues las
zorras, dice Él, tienen madrigueras, y las aves del cielo nidos,
pero el Hijo del hombre, es decir, Cristo, no tiene donde reclinar
la cabeza (cf. Mt 8,20), sino que, inclinada la cabeza, entregó el
espíritu (cf. Jn 19,30).
Por
consiguiente, si tan grande y tan importante Señor, al venir al seno
de la Virgen, quiso aparecer en el mundo, despreciado, indigente y
pobre, para que los hombres, que eran paupérrimos e indigentes, y
que sufrían una indigencia extrema de alimento celestial, se
hicieran en Él ricos mediante la posesión del reino de los cielos,
saltad de gozo y alegraos muchísimo, colmada de inmenso gozo y
alegría espiritual, porque, por haber preferido vos el desprecio del
siglo a los honores, la pobreza a las riquezas temporales, y guardar
los tesoros en el cielo antes que en la tierra, allá donde ni la
herrumbre los corroe, ni los come la polilla, ni los ladrones los
desentierran y roban, vuestra recompensa es copiosísima en los
cielos, y habéis merecido dignamente ser llamada hermana, esposa y
madre del Hijo del Altísimo Padre y de la gloriosa Virgen.
Pues
creo firmemente que vos sabíais que el Señor no da ni promete el
reino de los cielos sino a los pobres, porque cuando se ama una cosa
temporal, se pierde el fruto de la caridad; que no se puede servir a
Dios y al dinero, porque o se ama a uno y se aborrece al otro, o se
servirá a uno y se despreciará al otro; y que un hombre vestido no
puede luchar con otro desnudo, porque es más pronto derribado al
suelo el que tiene de donde ser asido; y que no se puede permanecer
glorioso en el siglo y luego reinar allá con Cristo; y que antes
podrá pasar un camello por el ojo de una aguja, que subir un rico al
reino de los cielos. Por eso vos os habéis despojado de los
vestidos, esto es, de las riquezas temporales, a fin de evitar
absolutamente sucumbir en el combate, para que podáis entrar en el
reino de los cielos por el camino estrecho y la puerta angosta. Qué
negocio tan grande y loable: dejar las cosas temporales por las
eternas, merecer las cosas celestiales por las terrenas, recibir el
ciento por uno, y poseer la bienaventurada vida eterna.
Por
lo cual consideré que, en cuanto puedo, debía suplicar a vuestra
excelencia y santidad, con humildes preces, en las entrañas de
Cristo, que os dignéis confortaros en su santo servicio, creciendo
de lo bueno a lo mejor, de virtudes en virtudes, para que Aquel a
quien servís con todo el deseo de vuestra alma, se digne daros con
profusión los premios deseados.
Os
ruego también en el Señor, como puedo, que os dignéis encomendarnos
en vuestras santísimas oraciones, a mí, vuestra servidora, aunque
inútil, y a las demás hermanas, tan afectas a vos, que moran conmigo
en este monasterio, para que, con la ayuda de esas oraciones,
podamos merecer la misericordia de Jesucristo, y merezcamos
igualmente gozar junto con vos de la visión eterna.
Que
os vaya bien en el Señor, y orad por mí.
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CARTA
II
(Escrita entre los años 1234 y 1238)
A la
hija del Rey de reyes, sierva del Señor de señores, esposa dignísima
de Jesucristo y, por eso, reina nobilísima, señora Inés, Clara,
sierva inútil e indigna de las Damas Pobres, le desea salud y que
viva siempre en suma pobreza.
Doy
gracias al espléndido dispensador de la gracia, de quien sabemos que
procede toda dádiva óptima y todo don perfecto, porque te ha
adornado con tantos títulos de virtud y te ha hecho brillar con las
insignias de tanta perfección, para que, convertida en diligente
imitadora del Padre perfecto, merezcas llegar a ser perfecta, a fin
de que sus ojos no vean en ti nada imperfecto.
Ésta
es la perfección por la que el mismo Rey te asociará a sí en el
tálamo celestial, donde se asienta glorioso en el solio de
estrellas, porque, menospreciando las grandezas de un reino terrenal
y estimando poco dignas las ofertas de un matrimonio imperial,
convertida en émula de la santísima pobreza en espíritu de gran
humildad y de ardentísima caridad, te has adherido a las huellas de
Aquel a quien has merecido unirte en matrimonio.
Como
he sabido que estás colmada de virtudes, renuncio a ser prolija en
la expresión y no quiero cargarte de palabras superfluas, aunque a
ti no te parezca superfluo nada que pueda proporcionarte algún
consuelo. Sin embargo, porque una sola cosa es necesaria, ésta sola
te suplico y aconsejo por amor de Aquel a quien te ofreciste como
hostia santa y agradable: que acordándote de tu propósito, como otra
Raquel, y viendo siempre tu punto de partida, retengas lo que
tienes, hagas lo que haces, y no lo dejes, sino que, con andar
apresurado, con paso ligero, sin que tropiecen tus pies, para que
tus pasos no recojan siquiera el polvo, segura, gozosa y alegre,
marcha con prudencia por el camino de la felicidad, no creyendo ni
consintiendo a nadie que quiera apartarte de este propósito o que te
ponga algún obstáculo en el camino para que no cumplas tus votos al
Altísimo en aquella perfección a la que te ha llamado el Espíritu
del Señor.
Y en
esto, para que recorras con mayor seguridad el camino de los
mandamientos del Señor, sigue el consejo de nuestro venerable padre,
nuestro hermano Elías, ministro general; antepónlo a los consejos de
los demás y considéralo como más preciado para ti que cualquier otro
don. Y si alguien te dijera otra cosa o te sugiriera otra cosa, que
impida tu perfección o que parezca contraria a la vocación divina,
aunque debas venerarlo, no quieras, sin embargo, seguir su consejo,
sino, virgen pobre, abraza a Cristo pobre.
Míralo hecho despreciable por ti y síguelo, hecha tú despreciable
por Él en este mundo. Reina nobilísima, mira atentamente, considera,
contempla, deseando imitarlo, a tu Esposo, el más hermoso de los
hijos de los hombres, que, por tu salvación, se ha hecho el más vil
de los hombres, despreciado, golpeado y flagelado de múltiples
formas en todo su cuerpo, muriendo en medio de las mismas angustias
de la cruz.
Si
sufres con Él, reinarás con Él; si lloras con Él, gozarás con Él; si
mueres con Él en la cruz de la tribulación, poseerás con Él las
mansiones celestes en el esplendor de los santos, y tu nombre será
inscrito en el libro de la vida, y será glorioso entre los hombres.
Por lo cual, participarás para siempre y por los siglos de los
siglos, de la gloria del reino celestial a cambio de las cosas
terrenas y transitorias, de los bienes eternos a cambio de los
perecederos, y vivirás por los siglos de los siglos.
Que
te vaya bien, carísima hermana y señora, por el Señor tu esposo; y
procura encomendarnos al Señor en tus devotas oraciones, a mí y a
mis hermanas, que nos alegramos de los bienes del Señor que Él obra
en ti por su gracia. Recomiéndanos también, y mucho, a tus hermanas.
Santa
Clara de Asís (Italia, 1194–1253), fue una religiosa y santa,
seguidora de San Francisco de Asís, con el que fundó la segunda
orden franciscana o de hermanas clarisas. Mantuvo un dialogo
epistolar con la hija del Rey de Bohemia, Inés, que, después de
haber rechazado las bodas con Enrique VII y con Enrique II de
Inglaterra, optó por la vida religiosa, y vistió el hábito de
hermana pobre en el Monasterio de Praga que ella misma había
fundado.
Fuente: Franciscanos.Org
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