La
imagen de la derecha pertenece a la revista británica "The Elite" en la
que aparece un aviador militar argentino en su Skyhawk, en cuyo
subtítulo se lee "Los mejores
combatientes del mundo".
Y continúa
dentro: "Volando rasante, solo 15 metros
sobre las olas, las escuadrillas de Skyhawks de la Fuerza Aérea
Argentina llegaban hasta los buques de la Task Force en el estrecho de
San Carlos. A pesar de sus parabrisas empañados por la sal marina, los
líderes se las arreglaban para reconocer el blanco y entonces, con un
buque en sus miras saltaban para descargar sus bombas. En un brazo de
agua que pronto se volvió conocido para los británicos como el "Callejón
de las Bombas" (Bomb Alley), los pilotos argentinos lanzaban ataque tras
ataque. A pesar de su falta de entrenamiento para el ataque a buques y
su limitado conocimiento de las tácticas para estos casos, ellos
ganaron, rápidamente el reconocimiento de sus adversarios británicos por
su coraje y desición."
En el
Telegraph Nro 485 del 9 de febrero de 1986, el periodista británico se
refiere a los aviadores argentinos de esta manera: "But,
who were these unflitching paladins of the pampas?" O sea,
"Pero, quienes eran estos indómitos paladines de las pampas? ¿que los
movía a ejecutar esos ataques contra los británicos con tanto coraje,
casi fanático...?"
¿Por
qué los ingleses admiran tanto a nuestros aviadores?
Si la
vocación militar está totalmente fundada sobre las ideas del honor, de
la fuerza puesta al servicio del bien y del cumplimiento del deber, o
sea, sobre la moral cristiana, quienes la encarnen serán capaces de
estos actos y de muchos más.
Reproducimos
aquí una de las más importantes batallas de la guerra del Atlántico Sur,
la del 25 de Mayo, en la que tomó parte el Capitán Pablo Marcos
Carballo.
El 25 de
Mayo, el Capitán Carballo, el Teniente Carlos Rinke y el Alférez Carmona
integraban la formación "Vulcano”
que se dirigía hacia la zona de operaciones. Los acompañaban el Primer
Teniente Mariano Velazco, el Teniente Ossés y el Alférez Jorge "Bam Bam”
Barrionuevo en la escuadra denominada “Zeus".
Antes de
partir, el A4B del Alférez Carmona presentó fallas mecánicas que
motivaron su retiro de la misión. Los cinco aviones restantes despegaron
desde Río Gallegos alrededor de las 15:00, enfilando hacia el punto de
encuentro con el avión cisterna.
Durante la
operación de reabastecimiento, el Teniente Ossés no pudo enganchar,
razón por la cual, se le ordenó regresar a la base, continuando las dos
escuadrillas reducidas a una sola, al mando del bravo capitán Carballo.
Enfilaron
hacia el este a toda marcha. Al llegar a la bahía del Rey Jorge, se
presentó un serio problema al líder cuando la sal del océano comenzó a
pegarse en el parabrisas de su máquina, dificultando su visión. En ese
momento habían entrado en contacto con el avión de apoyo "Rayo”
piloteado por el Vicecomodoro Pereyra y el Mayor Medina, después de
sobrevolar Puerto Ruiseñor.
A causa de
aquella dificultad, la formación había tenido que cambiar el curso,
bordeando la costa a la altura del agua. El Rayo les comunicó que un PAC
de Harriers rondaba la región y que entraban por el sur del estrecho de
San Carlos en dirección a ellos.
La formación
"Vulcano-Zeus" continuó avanzando
mientras retomaba la ruta original. Cuando sobrepasaron la Isla Passage,
el radar de la "Broadsword" los atrapó en su pantalla, razón por la
cual, siguiendo órdenes del Capitán de la fragata, los Sea Harriers que
merodeaban fueron alejados, por temor a ser derribados por fuego propio.
En el
horizonte, los cuatro aviadores localizaron las siluetas de las
embarcaciones. Carballo y Rinke se abalanzaron sobre la “Broadsword”.
El primero pensó, por un instante, que ambos estaban demasiado expuestos
pero no quedaba más remedio, así que dio máxima potencia a su turbina,
oprimió el pulsador de VHF y al grito de ¡Viva la Patria!, se lanzó al
ataque, siempre seguido por su “numeral
de hierro”, como llamaba al fiel Teniente Rinke.
En ese
momento, el radar de la "Broadsword"
experimentó una falla y sus pantallas perdieron de vista a los aviones.
Los A4 atacantes solo recibieron fuego de los cañones, que comenzaron a
disparar aún antes de que se ubicasen a distancia de tiro.
Carballo se
sentía insignificante frente a aquellos dos colosos de hierro.
Mientras
disparaban sus cañones, ambos aviadores soltaron sus bombas y tras
saltar por sobre los mástiles y antenas de la embarcación británica,
iniciaron maniobras de evasión.
Preguntó
enseguida el líder:
-"¡¿Pasó
Dos?!"
La respuesta
no se hizo esperar.
-"¡Si,
señor!"
Fue en ese
momento que se escucharon por radio las voces de sus compañeros que
atacaban al "Coventry".
-"¡Tengo
blanco a la vista y estoy entrando!"- era el Primer Teniente
Mariano Velazco.
Las bombas
de Carballo y Rinke cayeron cortas, es decir, erraron, pero una de ellas
rebotó en el mar, golpeó en la sección posterior de la nave, pasó sobre
la cubierta destrozando todo a su paso y arrasó el frente y la nariz del
helicóptero Lynx XZ729.
Velazco y
Barrionuevo, por su parte, iniciaban el ultimo tramo de su trayectoria
en dirección al “Coventry” cuando el
radar de la "Broadsword” los capturó. El buque se aprestaba a disparar
sus misiles cuando el capitán David Hart-Dyke del "Coventry", maniobró
para eludir el ataque, interponiéndose entre los aviones argentinos y la
fragata británica.
Sin
proponérselo, había condenado a su nave.
Las tres
bombas del primer teniente Velazco pegaron de lleno en el destructor
(18:21Z), perforaron su costado y estallallaron en su interior.
Las de
Barrionuevo erraron por muy poco, aunque parece que una de ellas alcanzó
a perforar el casco, sin estallar, ocasionando serios daños.
De
inmediato se desató un feroz incendio y una importante entrada de agua y
veinte minutos después, el buque se fue a pique. Era el tercer
destructor clase 42 que quedaba fuera de combate desde el estallido de
las hostilidades.
d, lanzando
alaridos de triunfo. El Vicecomodoro Pereyra los tuvo que llamar al
orden por la radio para que hicieran silencio de frecuencia., cosa que
Carballo agradeció a Dios.
Cuando se
hallaban con la pista a la vista, el líder llamó a la torre para
informar que regresaban los cuatro, hecho que provocó gran algarabía
entre el personal de la base.
Fue entonces
que la voz de Carballo volvió a dejarse oír.
-"¡En
el Día de la Patria, pista a la vista. Regresando todos. Misión
Cumplida!"
Los bravos
pilotos fueron recibidos por una multitud entusiasta que les dio una
merecida bienvenida. Ni bien pisaron tierra, enfilaron a la capilla y
agradecieron al Señor su buena fortuna
Los cuatro
aviadores regresaron sin dificulta
Fuente: "Malvinas: Guerra en el Atlántico Sur" (inédito) Alberto N.
Manfredi (h)
obtenido en
http://www.reconquistaydefensa.org.ar/_historia/malvinas/25demayo.htm
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